LOS ESPAÑOLES Como ocurre en todas partes no existe un estereotipo del español. Los hay alegres y tristes: rubios y morenos; tacaños y generosos: trabajadores y perezosos. Pero sí existen algunas costumbres que sorprenden al extranjero que nos visita, La primera es el horario: todo sucede más tarde. No hay una hora establecida para el desayuno; eso depende de cuando entra cada cual a trabajar. De todos modos no es costumbre desayunar en casa; como mucho, un café bebido. Por eso son tan importantes el café y el bocadillo de media mañana, en una pausa en el trabajo. Los españoles almuerzan entre las 13 h. 30 y las 14 h. El que puede, echa la tan reparadora siesta. La merienda tiene lugar entre las 17 h. 30 y las 18 h. 30. Es obligatoria en los niños y motivo de reunión en los cafes para los que tienen la tarde libre. La familia cena entre las 21 h. 30 y las 22 h. 30, pero en los restaurantes el horario se amplia hasta las 23 h. 30 o las 00 h. 30. Los que nos visitan piensan que los españoles dormimos poco. Lo que queda claro es que una buena parte de la vida espanola transcurre en la calle. Según estudios, en 1993, la densidad de bares, cafeterías y restaurantes es de 6 por cada 1000 habitantes. El comportamiento de los españoles en estos locales es también diferente. Sobre todo, a la hora de pagar. Si la cantidad es pequena, cada día paga uno, y si es mayor, se divide el total entre todos, sin pensar si uno ha comido más que otro; a eso se llama pagar a escote. Y algo singularmente español son las tapas (pequeño plato de comida que acompaña al vino o la cerveza). La costumbre de las tapas es muy antigua y proviene de una orden real. En efecto, el Rey Alfonso X el Sabio (siglo XIII) ordena a los mesoneros de la época servir una loncha de jamón o algo similar, tapando las jarras de vino, quizás también para tapar los efectos del alcohol. En España hay ciertos temas tabú. No se suele hablar de la muerte; no se debe preguntar la edad de la gente y esta muy mal visto hablar de dinero, sobre todo si se tiene. Nadie dice gano mucho o gano bastante, sino no puedo quejarme o voy tirando. Pero se habla mucho, eso sí, y en un tono de voz demasiado alto, segun muchos visitantes. No es necesario conocer a alguien para hablar con el durante horas, terminando la conversación sin saber siquiera el nombre del interlocutor. Esto conecta con el hecho de llamar amigo a una persona a la que simplemente hemos visto un par de veces. Así, cuando la amistad es verdadera, hay que emplear la expresión: un íntimo amigo, un verdadero amigo, un buen amigo 1. ¿Cómo son los españoles? 2. 2. ¿Qué costumbre sorprende al extranjero que visita España? 3. ¿Cuál es la forma de pagar de los españoles en un local? Ajutați-mă va rog!
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